El Parlamento británico aprobó la nueva norma en julio de 2013, impulsada decididamente por la ministra conservadora de Igualdad, Maria Miller. Aunque se esperaba que la modificación legal entrase en vigor en julio de este año, la ministra anunció el pasado diciembre que los primeros matrimonios gays podrían tener lugar el 29 de marzo.
Brighton es uno de los centros mundiales del movimiento LGBT. El primer contacto de mi familia con esta alegre ciudad tuvo lugar el pasado agosto, coincidiendo con el Pride Parade de 2014. Innumerables carrozas desfilaban por la ciudad; en North Street mis hijos quedaron asombrados por el derroche de alegría que supone una celebración absolutamente exagerada, y también con la extraordinaria presencia del recuerdo imborrable de Freddie Mercury, a quien admiran desde bien pequeños. Seguramente se les escapó el ingrediente más reivindicativo del desfile, con el que se quería recordar que la situación de los gays en Rusia, Nigeria y otros lugares del mundo dista mucho de la felicidad brightoniana. Millones de libras llueven sobre Brighton cada verano, los reencuentros –hay históricos del Pride que vienen cada año- pueblan la calle de abrazos y optimismo y la fiesta al aire libre que bloquea Kemp Town durante varios días ofrece un acento paradójicamente meridional.
Así pues, la oficina municipal del Registro de Brighton & Hove se dispone a estrenar el matrimonio gay el mismo día 29 de marzo. Trevor Love recuerda en su entrevista que en 2005, con motivo de la legalización de las parejas de hecho, consiguió que Brighton fuera de los primeros municipios en celebrar una de estas uniones civiles mediante el registro de tres parejas a las ocho horas y un segundo de la mañana del primer día en que fue legal; y para el 29 de marzo ya está seleccionada la pareja que en Brighton se convertirá en el primer matrimonio del mismo sexo, por cierto, en la Sala de Música del Royal Pavilion y sin coste alguno. Love se muestra orgulloso de que las instituciones de Brighton estén a la cabeza de los avances en igualdad en el Reino Unido y sugiere, con contención británica: “nos gusta pensar que hemos sido útiles a la hora de facilitar la llegada de los cambios”.
Love cierra su entrevista desdramatizando el debate. Se sorprende de que un país tan avanzado políticamente como el Reino Unido haya tardado tanto en “cambiar una simple ley”. Para Love, y contra la opinión de los conservadores que sitúan en este cambio legislativo el amanecer de una nueva Sodoma, el cambio “simplemente sucederá y en pocos años la gente ni siquiera pensará en ello”. Me agrada que para corroborar su afirmación ponga como ejemplo de normalidad “un país tan religioso como España, donde el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal desde hace ya tiempo”. Fue probablemente la única medida justa e importante del peor gobernante de nuestra historia contemporánea, un avance en igualdad que hace que, por una vez, me cueste no sacar pecho por ser español.
![]() |
(Ilustración publicada por el Houston Chronicle el 25 de enero de 2014) |